Mi función es actuar sobre el desarrolo, mantenimiento y funciones de los órganos reproductores femeninos, los ciclos de actividad sexual y las características sexuales secundarias femeninas pero además, tengo efectos metabólicos generales en todo el cuerpo tales como el aumento de la lipogenesis en el tejido adiposo que puede ser un marcador de diferencia en la forma corporal y distribución de grasas en las mujeres.
Nosotros, los estrógenos, aumentamos la síntesis de un conjunto de proteínas a través del hígado, entre las que se encuentran la transferrina, ceruloplasmina y las proteínas fijadoras transcortina o globulina enlazante de corticoesteroides (CBG) y globulina fijadora de testosterona y estrogeno (TBG).
Asimismo, tienen un efecto sobre el sistema cardiovascular y sobre el mecanismo de coagulacion de la sangre, favoreciendo una disminución en el tiempo de coagulación y un aumento en el número de plaquetas.
A los estrógenos, a la progesterona y gonadotropinas hipofisiarias se deben los ciclos menstruales de la mujer. Los estrógenos tienen acciones promotoras del crecimiento sobre las células del útero, vagina, glándula mamaria y sobre los folículos de Graaf del ovario, favoreciendo en el útero y glándula mamaria la síntesis de receptores de progesterona que son necesarios para que éstos tejidos respondan a la misma. Esta actividad necesaria para la acción de la progesterona se conoce como cebado estrogénico.
Por lo tanto, la secuencia del ciclo menstrual está controlada por las hormonas segregadas desde la adenohipófisis y los ovarios. La interacción entre estas hormonas va a provocar que se influyan unas a otras. El ciclo menstrual sigue una secuencia que comienza con la secreción de gonadotropinas (sobre todo hormona folículo estimulante), por medio de la adenohipófisis, que van a estimular el desarrollo de los folículos ováricos (conjunto de células epiteliales que se sitúan alrededor del óvulo). Normalmente cada mujer tiene mensualmente un solo folículo ovárico, que madura y segrega estradiol, éste provocará el desarrollo de la llamada mucosa uterina que se prepara para la implantación del óvulo, si éste es fertilizado por un espermatozoide. Los niveles crecientes de estradiol, van a provocar la liberación desde la adenohipófisis de hormona luteizante, que dispara la ovulación.
En la ovulación el folículo ovárico se rompe y el óvulo queda libre y se transporta hasta las trompas de Falopio para llegar al útero, si en este camino se cruza con un espermatozoide y es fertilizado, se empieza a dividir y se fija en la pared uterina; pero si no es fertilizado, se desprende la mucosa de la pared uterina y así, empieza la menstruación.
La hormona luteinizante convertirá el folículo ovárico en el cuerpo lúteo, que segrega estradiol y progesterona.
Las concentraciones de estradiol en plasma en el hombre son bajas siendo variable en el caso de la mujer. En concreto, los niveles plasmáticos aumentan en las niñas en la pubertad alcanzando valores de 30 pg/ml al llegar a las fases II y III de desarrollo mamario y niveles de tipo adulto que oscilan entre los 10 y 200 pg/ml al llegar la menarquia o poco despúes.
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